sábado, 10 de octubre de 2020

LOS ESTUDIANTES DEL AYER, HOY DEL FUTURO

 


Todos nos educamos, a todos nos enseñaron cosas, dentro de la escuela y fuera de ella. Hay educación: cuando una madre enseña a su hijo a hablar, cuando el maestro nseña a escribir y cuando un amigo indica que ropa usar en una determinada ocasión. Desde esta perspectiva, todos sabemos de educación, porque todos vivimos la educación.

 Entre el Ayer y el hoy de la educación existen una lluvia de objetivos e intenciones que marcan las lineas educativas del futuro, en la investigación reconocemos los logros del ayer como una base ilustrada sobre la que inicia el camino hacia la igualdad de oportunidades, la transformación social y la democratización de las instituciones educativas.

Extraemos elementos de análisis que cuestionan el ayer y el hoy de la educación, así como la democratización de la enseñanza. Es necesario estructurar el papel del profesorado, apostar por la cultrua de la transformación, defender la igualdad de oportunidades  y entender las escuelas como comunidades de aprendizaje

La educación del siglo xx: La educación como instrumento de libertad y de desarrollo de la autonomía; La educación como esperanza de liberación social, que prepara para la sociedad, para la vida adulta, para el trabajo y promete liberar al hombre de las limitaciones de su origen, La educación como dereccho universal unido a la dignidad del ser humano y la educación fundamentalmente como desarrollo.

En los años setenta se gesta una revolución tecnología sin precedentes que, en la actualidad, impregna nuestro estilo de vida. Esta sociedad de la informacicón ha priorizado el dominio de ciertas habilidades como la selección y procesamiento de la información, la autonomía, la capacidad para tomar decisiones y el trabajo en equipo. Aquellos colectivos que no logran el dominio de estas habilidades corren el riesgo de quedar excluidos, aumentando las desigualdades entre quienes acceden o no a esa capacidad.

Algunas causas que posibilitan el rechazo a la innovación educativa mediante los siguientes puntos: el docente piensa que lo sustancial de la profesión es enseñar y no aprender, comodidad, miedo a los novedoso, falso compañerismo que conduce al silencio a la protección y a la defensa de comportamientos inadmisibles, existencia de tiempos para la planificación y la acción y pocos para la reflexión sobre la acción, Que van a enseñarnos los padres si nosotros somos los profesionales? el desaliento de algunos fracasos puede conducir al escepticismo y al inmovilismo, la meritocracia apoyada no en la reflexión sistemática y en la mejora de la práctica, si no en la asistencia a cursos y la naturaleza jerarquica y descendentes de los cambios institucionales. Estas causas inciden en el nivel motivacional  del profesorado. Si estos no se encuentran a gusto no lograrán desarrollar sus potencialidades, Sin embargo si adoptan una actitud abierta y comprometida con la insitución escolar y el entorno social, mediante el trabajo en equipo y el diálogo, lograran disfrutar su profesión.

Entre los objetivos que la escucela debe aprender indicamos; reflexionar sobre la naturaleza de su tarea, sobre la consecución de sus pretensiones y los efectos secundarios que conlleva, revisar los contenidos de aprendizaje, reconocer las demandas de la sociedad, el impacto de las nuevas tecnologías y los altibajos de un mundo laboral cambiante, analizar al alumnado desde una multiplicidad de ámbitos que permiten su reconocimiento integral, analizar otras propuestas y experiencias educativas.

La educación se impregna de los acontecimientos históricos, los cuales le van dando forma a lo largo de los siglos y las décadas. No todo está hecho en educación, la literatura pedagógica nos demuestra que estamos ante un estudio vivo que cambia y evoluciona.

por tanto constituye un proyecto ambicioso y complejo, pero necesario, para lograr avanzar hacia la igualdad de oportunidades y la flexibilización de las estructuras académicas frente a posiciones exclusivamente técnias y reproductoras de la educación que priorizan la relación hegemónica de la teoría sobre la práctica, apostamos por una forma constructiva que enriquezca los contextos educativo, llenándolos de significado desde la reflexión en la acción.

Esta reconstrucción de la teoría y la práctica educativa aboga por un profesional autónomo, critico y reflexivo, capaz de propiciar el diálogo y el análisis, necesario en la resolución de los problemas cotidianos del aula y en la transformación social.

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